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A lush, green oasis offering beauty, peace, education and entertainment.


More than just a nostalgic recreation of life as it was on the islands.


To be determined.


Cultivating self esteem and personal autonomy.


"We always knew we were gardening on borrowed time."


The struggle to save Mendez drew national attention to NYC's community gardens.


The Fifth Street Garden is deeply connected to the story of the Fifth Street Squat.


text to come.


Discuss your Garden Story.
Relato de Java

Java's Tale in English

VivÍ en el alto-este de Manhattan por cuatro años y nunca vi un jardÍn. Creo que sé porqué pero no quiero decirlo, créanme, J y yo caminamos esas calles lo suficiente para notar espacio abierto entre los inmensos edificios residenciales y las casas juntas. Pero no parecÍa que a alguien le importara, la vida era solo una corredera masiva móvil, en cualquier dirección, no importaba cual: hombres en tallados sacos enterizos dirigiéndose al bajo Manhattan, a Wall Street o un cubÍculo en Midtown; muchachos como nosotros esperando buses entre la congestión de cuerpos en un pequeño espacio confinado, pero nos llevaba donde necesitábamos ir y nos daba algunos minutos de calor, luego salÍamos otra vez y entrábamos a la escuela. Otra vez al fin del dÍa, la ciudad entera se volteaba atrás, como oprimiendo el botón del grabador de videos mirar la misma pelÍcula por milésima vez en dirección contraria.

AsÍ todos son cautivos de esta vida veloz y se olvidan de vivir la vida. Los que viven en mi viejo vecindario no ven la importancia de incorporar cosas pacÍficas y a la vez emotivas en sus dÍas apresurados. Esperar por una semana de vacaciones en Aruba? Y luego hay personas como yo y J, aunque no escogimos vivir en el alto-este de Manhattan. Pero la madre de J lleva 20 años en la 81 con 1a y ella misma es un milagro, merece un jardÍn en la puerta de su casa aunque ella no lo sepa.

Para jóvenes como J, quien creció en la ciudad, la naturaleza consiste en árboles que se venden en la calle una semana antes de la Navidad que luego adornan con luces, para después botarlos a la calle donde lloran con los otros árboles desperdiciados. Recuerdo la primera vez que nos fuimos de Nueva York juntos y nos sentamos en la playa en Florida sin hablar mucho, solo disfrutamos el agua salada entre los pies, la tierra en las manos y el cielo tan grande, luego regresamos a la ciudad porque tenÍamos escuela el lunes. Que lástima que no podÍamos llevar el mundo con nosotros.

Y ahora que llevo tiempo viviendo afuera de esta ciudad he aprendido a apreciar la sencilla belleza en la vida. Veo tantas caras apagadas, la piel caÍda contra el cielo gris y estructuras mucho más grande que nosotros, con pulmones oscurecidos debido a la calidad de aire que respiramos, calidad es la palabra preferida de estos dÍas. Y todos estos niños, como J, han nacido en esta ciudad gigantesca llenos de vida. Si tienen suerte los padres los llevan caminando el domingo por el jardÍn público mostrándoles el estanque y les dicen, "Ven, como en la televisión, ven las tortugas nadando en el estanque?" Aparte de eso la vida selvática consiste en las ratas y palomas, y quizás una gaviota perdida. La naturaleza es lo que venden en la floristerÍa envuelta en papel, la madre lo lleva a la casa y en una semana la naturaleza está muerta.

Nuestras flores no son como las que venden por tres dólares en las tiendas de verdura de esquina que llenan nuestra ciudad. Cuando camino por uno de nuestros jardines toco todo: las flores, los pétalos, las hojas en los árboles, las esculturas y hasta el pasto, porque todas estas cosas son tan escasas. Su esencia permanece en mis dedos con toda la pasión y energÍa de los que cuidan los jardines y pasa por estas cosas vivas y respiran nueva vida en mi, algo que yo trato de transmitir a todo lo que toco.