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Project Harmony - in English
El Proyecto Harmonía se fundó a finales de 1985 por Joseph Daniel Wilson y Cynthia Nibbelink. Nibbelink, prácticamente iniciante, estaba impresionada con el sentimiento de comunidad que encontró en Harlem; el señor Wilson, ya con mas de 90 años, había vivido en la ciudad de Nueva York desde principios del siglo 20, habiendo llegado a Nueva York desde Guyana. El había trabajado duro en los hoteles de la ciudad y era dueño de la pensión donde residía Nibbelink.
Sin ser formalmente educado el señor Wilson era un horticultor natural y estudiaba asiduamente la homeopatía; el mantenía su propio jardín en el patio de la casa. Nibbelink amaba la zona, pero estaba decepcionada de ver que muchos lotes vacantes se volvieron basureros, y que eran usados por vendedores y consumidores de droga y prostitutas. Con el apoyo de Wilson, Nibbelink se dispuso a cambiar las cosas.
El Proyecto Harmonía comenzó como una asociación no-incorporada con la ayuda de vecinos, jóvenes de Voluntarios de City Corps, y $100 del Comité Servicio Mundial del YMCA de Harlem. Pronto el proyecto Jardín Harmonía de la calle 122 (entre los boulevard Adam Clayton Powell y Frederick Douglass) estaba en pleno florecimiento, las plantas eran una donación del Jardín Botánico de Nueva York del Bronx.
Para el primer planteamiento los jóvenes fueron al frente de cada casa, pidiendo que cada persona instalara una planta en la tierra. Los jóvenes habían diseñado el jardín, las piedras deletreaban "Amor no guerra" en la entrada, y lo que ahora es un círculo de moreras, arces rojos, narcisos, tulipanes, Rosas de Sharon y malva loca, había un jardín de rocas que formaba un símbolo de paz adornado con flor de muerto y salvia.
Nuestro primer árbol de manzana fue robado, desenterrado con varias otras plantas solo semanas antes de que sus cinco manzanas maduraran. El árbol de cerezas, que estaba quebrado, se extiende a cuarenta pies de alto hoy, está fuerte, el palo de escoba al que se apoyaba se forjó al tronco. Con donaciones y dinero de miembros el Proyecto Harmonía ha podido reemplazar las plantas robadas y adquirir muchas mas, así que una parada de cornejo, abeto rojo, manzano silvestre, oliva rusa, cerezos, ciruelos, duraznos, moreras, arces y acacias de miel y negras, como también rosas, hierbas perennes, forsythia, barberry, enebros, azaleas, lilas, parra fértil, y mucho mas, floreció en lo que era un basurero.
En 1986 Nibbelink (escritora, artista, maestra, chef de platos naturales) conoció a Haja Worley (activista, ministro, artista, cantante). Nibbelink y Worley estaban de acuerdo en temas sociales. Ambos reconocieron la necesidad urgente para programas que "limpiaran" las vidas de tal manera que la dependencia abrumadora en asistencia social, como se conoce, fuera reducida. Ellos vieron que nuestro ambiente urbano necesitaba programas que reforzaran nuestras vidas, individualmente y colectivamente, elevando el autoestima y sentimientos de autonomía personal.
Luego, con la contribución de Worley, el Proyecto Harmonía aumentó sus esfuerzos en contra de las drogas y el crimen. Se registraron oficialmente en el precinto 28 cómo luchadores contra las drogas y guardias de vecindario. También, apoyaron el reconocimiento de temas ambientales con campañas de limpieza de calle, y enseñando a "reducir, re-usar y reciclar."
Ahora, mujeres, hombres y jóvenes, los que actúan en el Proyecto Harmonía, producen cientos de jarras mermeladas y preservas cada año, como vinagres herbales, aceites, salsas, remolacha, esencias, potpurrí y una variedad de artesanías, guirnaldas, piezas de centro y flores secas.
La línea de productos Harmonía van con la marca "Harlem Harvest" (Cosecha Harlem). Ellos han recaudado una biblioteca notable de plantas, flores y libros de referencia. El sueño del Proyecto Harmonía es que el Instituto Harmonía, como prefieren llamar su organización, produzca una abundante cosecha de vidas humanas concientes de su propio valor, el valor de toda la gente, y conciente del valor de este mundo. La supervivencia de todos depende de la supervivencia de la tierra, y este es un reto que todos debemos enfrentar juntos. Todos debemos "pensar globalmente y actual localmente." Es nuestro sueño que esta cosecha siga creciendo en una producción de una educación holística, una sincera veneración por la vida, y una subsistencia decente para los participantes y las vidas que ellos tocan.
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